Moranbong: las únicas artistas que aprueba el régimen de Kim Jong-un
El líder norcoreano Kim Jong-un, que mantiene un férreo régimen de opresion en Corea del Norte, tiene un grupo de cantantes predilectas.
Los soldados y las armas dieron paso al lado más moderno y musical del régimen norcoreano, con un concierto multitudinario de la banda pop de chicas favorita del joven líder Kim Jong-un, que puso el colofón a los grandes fastos del 70 aniversario del Partido de los Trabajadores.
Tras el gran desfile militar de la víspera, los festejos folclóricos llenaron las calles de Pyongyang y un musical de himnos patrióticos con 10.000 intérpretes invadió un escenario situado en el río Taedong, pero el plato fuerte fue la actuación de la banda Moranbong.
Con sus canciones de pop, sus pudorosas minifaldas y sus alabanzas al régimen, las 15 integrantes del grupo, el más popular del momento en Corea del Norte, hicieron las delicias de los alrededor de 15.000 espectadores que abarrotaron el polideportivo Ryugyong Jong Ju Yong de Pyongyang.
La expectación era enorme, ya que el grupo femenino formado al dictado del líder supremo en 2012 no se prodiga en actuaciones en vivo y en esta ocasión presentaba un nuevo trabajo dedicado por entero al aniversario del Partido de los Trabajadores.
Son la imagen más moderna del anquilosado régimen comunista, un símbolo de apertura de la era Kim Jong-un que se ha convertido en todo un fenómeno y que ha impuesto estilo entre las jóvenes de la élite de la capital norcoreana, como llevar el pelo corto y subirse la falda.
Acompañadas por el Coro Nacional, formado por un centenar de serios militares, las Moranbong aparecieron todas vestidas de blanco en un escenario decorado con fuentes, un piano rojo, rayos láser y grandes pantallas con la hoz, el pincel y el martillo, el escudo del Partido.
A pesar de ser un intento del régimen para dar una imagen más actual, el grupo estrella del momento limita su repertorio a exaltar a los líderes y a versionar canciones militares de toda la vida a ritmo de pop sinfónico.
Los primeros compases de la banda, en la que a diferencia de sus equivalentes en Corea del Sur las chicas cantan y tocan todos los instrumentos, dieron paso a la propaganda menos disimulada.
"Gloria al Partido de los Trabajadores", entonó el grupo mientras en las pantallas se veían el mapa de Corea sin fronteras entre el Norte y el Sur, paisajes idílicos o las imágenes del gran desfile militar de la víspera, plato fuerte de las conmemoraciones.
Tema tras tema, los nombres de los tres líderes de la dinastía Kim se repetían mientras sus rostros aparecieron en las pantallas gigantes entre los aplausos de los presentes, la mayor parte militares y miembros del Gobierno.
El momento álgido se produjo cuando las Moranbong, que cada vez que terminan una canción lanzan al público un saludo militar, cantaron "No nos rendiremos nunca en nuestro empeño revolucionario" y apareció un vídeo de Kim Jong-un entre la nieve del simbólico monte Paektu al extremo norte del país.
La visión del líder supremo puso en píe entre fuertes aplausos a todo el polideportivo y las consignas propagandísticas no cesaron.
Tras "Seguiremos el camino dictado por el Partido" llegó el turno de una de sus canciones más populares: "Nuestro país es el mejor para vivir, por eso no envidiamos nada", reza el estribillo que el público tarareó emocionado mientras las pantallas se mostraban imágenes de misiles y de trabajadores sonrientes en el campo y fábricas.
De manera esporádica, las seis cantantes del grupo realizaron una acompasada aunque recatada coreografía.
La prudencia de movimientos, además de la temática, marca las distancias con las descaradas bandas K-pop surcoreanas, cuyas canciones han triunfado en todo el mundo hablando principalmente de amor y sexo.
Dentro de la aislada Corea del Norte, las Moranbong son sin embargo la imagen más aperturista del régimen.
En la memoria popular quedará para siempre la sorpresa que supuso ver en su debut, el 7 de julio de 2012, a personajes tan emblemáticos del enemigo estadounidense como Micky Mouse y Winnie The Pooh junto a ellas en el escenario.
La del sábado fue una actuación mucho más oficialista y seria, el broche final a las celebraciones que han servido al régimen de Kim Jong-un para mandar un mensaje de liderazgo y continuidad, tanto en su país como al mundo exterior.
EFE